La amberale se llama “PorteZuelo”. La blonde ale, «Rubia Popular y la american Ipa, “Avenida América». Todas las cervezas tienen nombre de sitios o calles emblemáticas de San Bernardo. La firma que las fabrica, Cervecería Cerros de Chena, rescató seis lugares típicos de esa comuna del sur de Santiago para bautizar cada uno de sus productos. «Desde niño lo primero que veía era el cerro Chena. Ahí jugué toda mi vida, y para cada sanbernardino, ese lugar identifica al barrio y la comunidad», cuenta su fundador Raul Fariña.
Era el verano de 2007. Y Fariña, quien estudiaba Química en Inacap, preparaba su tesis universitaria sobre la producción de cervezas. Siempre le había interesado este producto y sobre todo, emprender, tener un negocio propio.
Después de entregar la tesis y titularse de ingeniero químico dedicó casi un año entero a aprender más sobre el tema. Visitó varias microcervecerías, habló con los maestros y especialistas. Con ellos descubrió esos secretos del oficio que no están en los libros.
Cuando consideró que ya estaba listo para dar el salto habló con su papá -Guillermo, quien falleció el año pasado- y comenzaron a remodelar la pequeña cocina de su casa para instalarse. «Hoy, tenemos una producción promedio de 10 mil a 12 mil litros mensuales», cuenta con entusiasmo y orgullo mientras se acerca una copa de cerveza ala nariz y después la prueba.
Sus otras tres cervezas se llaman Maestranza, (una Robust Porter); Pucará (la American Pale Ale) y Catemito (American Strong Ale). Las distribuyen en 50 puntos desde Coyhaique hasta Rancagua y están en la carta de varios bares y restaurantes en la Región Metropolitana.
Pero antes de lanzarse con cervezas propias estuvieron maquilando. Fariña cuenta que hicieron cerveza para varias marcas o ediciones especiales. Clave fue un capital semilla del Estado que con $ 1,5 millón permitió comprar los primeros implementos.
Partieron vendiendo en el barrio. Su amigo Gerardo Soto se asoció a la firma y también entraron familiares y otros conocidos a ocuparse de las distintas tareas. Todos tenían en común haber nacido y crecido en San Bernardo.
Llega Escudo a mediados del año pasado, CCU se acercó a ellos para ofrecerles el proyecto
de crear una cerveza colaborativa, entre un emprendimiento y la gigante cervecera del grupo Luksic “En Escudo se interesaron por nuestro carácter y la dedicación e innovación que ponemos en nuestras cervezas, y cuando conocieron nuestra historia e identidad con San Bernardo les interesó. Al tiempo después recibimos la visita de parte del equipo de la marca -entre ellos Fabián Fernández. maestro cervecero de Escudo-. donde conocieron físicamente nuestras instalaciones y nos propusieron hacer esta cerveza colaborativa», narra Fariña.
“Escudo x Cerros de Chena» se llama la cerveza creada en conjunto: son 40 hectolitros en 709 cajas de 12 cervezas en lata (470 cc) de edición limitada, las cuales se venderán exclusivamente a través del sitio online La Barracl. Fue producida en la fábrica de Cerros de Chena -«con nuestros protocolos, en un diálogo muy enriquecedor entre maestros cerveceros», destaca Fariña- y el total de las ganancias de este proyecto será para Cerros de Chena. “Es un acuerdo más personal que financiero. Es una oportunidad de conocer dos mundos cerveceros distintos, compartiendo ideas y conocimientos. Todo lo demás es una consecuencia, sin duda, positiva para ambas partes», explicita.
La ilustración de La lata -inspirada en la comuna de San Bernardo- fue realizada por el artista Maximiliano Cereceda. «Desde el principio nos cautivó la historia que hay detrás de Cerros de Chena y el carácter que han tenido para llevar adelante este gran proyecto con el cual hoy colaboramos, añade Efraín Quilen, subgerente de marca de Escudo.
Estilo americano
Hoy Cerros de Chena busca crecer principalmente gracias al boca a boca. La firma no invierte en publicidad, todavía. «Apuntamos siempre al crecimiento orgánico, y paulatinamente nos hemos ido posicionando en el mundo cervecero artesanal”, explica Fariña. Su sueño es mejorar cada vez más la calidad de sus cervezas, que define como de inspiración americana: orientadas hacía el lúpulo. “La escuela que más me gusta es la americana, que como el vino equivale al nuevo mundo cervecero”, subraya. Actualmente, sus cervezas más vendidas son Portezuelo y Avenida América, ambas muy conectadas con esa tradición, que se caracteriza por un amargor fresco.
Su plan es ir ampliando su catálogo con nuevas cervezas. Pero prefiere no dar proyecciones de ventas para este año. «Cada día todo cambia tanto”, se disculpa.
Eso porque la pandemia los [levó a cambiar radicalmente sus presentaciones. Si antes casi toda su venta se concentraba en barriles, ahora la lata es la reina del negocio, dado el explosivo crecimiento de las ventas directas. «Decidimos invertir en una enlatadora, porque la gente quiere comprar sin intermediarios, hoy día», comenta.
Espera eso sí que con la reapertura, la venta de barriles vuelva a crecer.
** Reportaje publicado en DFMas, para revisarlo hacer click aquí