“Hay que ser alegre y transmitir esa felicidad al momento de vender. Así vuelve la gente”

Publicado el 13 de diciembre 2021
  • Positiva y decidida. Así es esta emprendedora que lleva el oficio de suplementera en la sangre. Una mujer que estudió hotelería para seguir su sueño de trabajar en un crucero y que, tras dar un giro a su vida, para independizarse, lidera uno de los quioscos más completos de la comuna.

Cada mañana Ana Pérez se despierta y decreta que será un buen día. Así lo ha hecho desde siempre, convencida de que este es un secreto para tener éxito. Una filosofía de vida que ha dado frutos, de los cuales está muy agradecida.

Bisnieta, nieta e hija de suplementeros, Ana lleva este oficio en la sangre. Aunque siempre quiso trabajar en un crucero -estudió turismo, inglés y se desempeñó por años en uno de los hoteles más importantes de Santiago-, la venta de diarios y revistas terminaron siendo parte esencial de su vida.

Casada, madre de cuatro hijos, decidió dejar la hotelería para tener una vida más tranquila. Quiso independizarse y la forma de hacerlo fue con un quiosco propio. Pero, contrario a lo que se podría creer, fue el camino más difícil para ella. Esta extrovertida y amable mujer tuvo que enfrentarse con su padre para lograr su objetivo -un destacado dirigente sindical de este rubro-, quien no quería que su hija obtuviera el permiso municipal mientras él ostentara un cargo gremial. Ana, sin embargo, luchó hasta conseguirlo. Después de varios años, logró la concesión y en marzo de 2010, un mes después del terremoto, se instaló con “Quiosco Ani” en plena avenida Nueva Providencia con Guardia Vieja, en Santiago.

“Este quiosco estaba botado y en mal estado. Para poder rellenar el piso fui a recoger escombros del terremoto a la Villa Olímpica. Hice un radier y me lancé con confites, cigarros y bebidas. Mi hermana, que trabajaba con mi papá, me ayudaba a escondidas. Al principio vendía muy poco”, cuenta. Hoy su local ofrece muchísimo más que diarios, revistas y dulces. “No tengo nada que envidiarle al Oxxo, más que el espacio”, bromea.

Ani, como le dicen con cariño en Providencia, ofrece también café, helados, postales, alcohol gel, mascarillas, cargadores de celular, servicio de Caja Vecina, bonos de Fonasa, calienta almuerzos en su microondas y acepta pagos con aplicaciones o códigos QR, entre otras cosas más. Todo eso en un reducido espacio de apenas un metro y medio”.

«Mi quiosco ha sido clave para el sostén de mi familia. No vivo con lujos, pero no tengo pellejerías y eso se lo debo a este negocio, a mi pareja y a mis hijos que son personas de bien”. Aquí, la también dirigente del Sindicato de Suplementeros 2 de Santiago, comparte sus recomendaciones para tener éxito en un negocio.

Ser positivo: “Hay que ser optimista y tener ganas de salir adelante. Hay que ser alegre y transmitir esa felicidad al momento de vender. Así vuelve la gente”.

Nunca decirle que no a un cliente; “Cada vez que me piden algo, yo lo traigo. Así he logrado tener variedad de productos y hacerme conocida”.

Ser ordenado/a: “En el quiosco uno tiene la libertad de abrir cuando quiere. Pero la clave es ser ordenado. Yo abro todos los días de lunes a viernes y me autoimpongo una meta económica. De esa manera puedo llevar el tren de vida que tengo”.

Ser honesto: “Siempre hacer las cosas bien. Eso implica no comprar cosas de dudosa procedencia que pueden poner en riesgo la patente. Cuando uno va bien por la vida, todo sale bien”.

Tener capacidad de reinventarse: “Siempre digo que hasta que salga el último diario seremos suplementeros y así tenemos que hacerlo en este rubro. Esto implica estar innovando incorporando nuevos productos y también teniendo conciencia de nuestro rol: los quioscos somos un punto de encuentro, de preguntas de las personas, somos vigías, somos parte importante de la comunidad”.

REPORTAJE PUBLICADO EN LA REVISTA ENCCUENTRO DE DICIEMBRE, PARA REVISARLO HACER CLICK AQUÍ