- Con una atmósfera íntima y evocadora, este jueves 27 de marzo se inauguró «Mientras Tanto», la exposición de la artista visual chilena María José Mir en la Sala de Arte CCU (Av. Vitacura 2680, Las Condes).
La muestra, que permanecerá abierta hasta el 9 de mayo, sumerge al público en un paisaje de nostalgia a través de instalaciones textiles, sillas intervenidas, carpas poéticas y 700 kilos de sal que recrean una playa simbólica, invitando a reflexionar sobre la memoria, el entorno doméstico y la obstinación creativa.
La inauguración de «Mientras Tanto» contó con la presencia de la artista, quien guió a los asistentes a través de los cuatro ejes conceptuales de la exposición: Epistolario, Restauración, Entre sin golpear y una serie de tapices elaborados con objetos cotidianos. »
Esta obra es un diálogo entre mi infancia en los 70 y el presente, donde los textiles actúan como cómplices de recuerdos silenciosos pero persistentes», explicó Mir.
“María José Mir es una creadora indispensable en la escena local. Su obra, delicada y a la vez poderosa, desafía los límites de lo convencional y nos invita a dialogar con nuestra identidad. En CCU en el Arte estamos orgullosos de presentar esta gran muestra, que refleja nuestra esencia: acercar el arte y conectar a talentos como ella con la comunidad”, destaca María José Rivas, subgerente de Asuntos Públicos y Gestión Territorial de CCU.
Una experiencia multisensorial
Los visitantes exploraron piezas como Epistolario -un mantel intervenido con frases de Sylvia Plath- y Entre sin golpear, carpas tejidas en colaboración con el taller Las Buenas Amigas de La Granja, que integran versos de Nicanor Parra. La instalación central, con su playa de sal donada por Sal Lobos, generó asombro al combinar lo lúdico con lo profundamente emotivo.
Actividades para las audiencias
Durante la exhibición, se realizarán visitas guiadas gratuitas —especialmente para estudiantes— donde la artista compartirá su proceso creativo y las técnicas detrás de sus obras.
«Mientras Tanto» es una invitación a detenerse en lo aparentemente ordinario y descubrir su carga afectiva. Un viaje textil que, como señala Mir, «no busca transformar el pasado, sino honrar su persistencia en nosotros».