Antonio Novakovic: “Tener un restaurante no es un juego. Requiere mucha constancia”

Publicado el 11 de agosto 2022
  • Junto a su padre, Antonio dirige La Taberna, uno de los bares más icónicos de Punta Arenas. ¿Cómo han logrado encantar al público por más de 30 años? Aquí comparten los ingredientes de su exitosa receta.

Cada tres meses Antonio Novakovic se reúne con su equipo para degustar los nuevos cócteles y platos del bar que tiene junto a su padre en Punta Arenas, La Taberna. Empanadas de camarón centolla, de carne mechada, crudos y las innovaciones del momento son parte de la conversación que convoca a garzones, bartenders y cocineros.

Allí analizan e intercambian tips sobre los productos que distingue la oferta de este prestigioso rincón gastronómico de Magallanes. Uno que se ubica en el subterráneo del conocido Palacio Sara Braun, cuyo edificio, como destaca Antonio, “es parte del city tour de la cuidad por su valor patrimonial”.

Y es que el sello de La Taberna es ese. Una carta innovadora, transversal y con los mejores productos. Y, siempre, superar las expectativas de los clientes, orientándolos según sus gustos. Una receta que le ha permitido mantenerse como un atractivo local por más de 30 años, incluso superando dificultades como la pandemia, que obligó a cerrar por 8 meses el local.

Pero La Taberna también tiene una historia humana que lo distingue. Es un bar dirigido por padre e hijo -Juan Carlos y Antonio-, dos generaciones que, con respeto y empuje, siguen encantando al público. Te invitamos a conocer más de su historia y sus claves para el éxito.

  • Buena dupla y mucho respeto. Antonio cuenta que nunca pensó dedicarse 100% al bar de su padre. Nacido y criado en Punta Arenas, estudió ingeniería comercial en Santiago y trabajó durante años en ventas de una marca de tractores y en una ferretería industrial. Pero se dio la oportunidad y la tomó. “Conocía el negocio porque siempre iba a ayudar cuando lo necesitaban. En 2017 se dio la posibilidad de ingresar a la sociedad, lo que implicaba volver a Punta a Arenas con mi señora y mi primera hija -hoy tengo tres- e involucrarme totalmente en el área de gastronomía y servicios. Trabajar con mi papá ha sido una linda experiencia, él aporta mucha experiencia en lo macro y yo en nuevas formas de gestión y tendencias. La clave ha sido hacer bien las pegas”.
  • Ir a la vanguardia. “Cuando me incorporé como socio, conversamos con mi papá que el bar necesitaba algo nuevo y nos abocamos a restaurar -no renovar- esta propiedad que data de 1892. Rescatamos parte de su arquitectura y restauramos todo lo que había. Es un bar muy acogedor”.
  • Perseverancia. “Todos los días estamos en el bar con mi papá. Siempre hay uno de nosotros al arrancar el día. Es clave estar cuando llega el personal, que no falte ningún ingrediente y solucionar temas. Digo que hay que perseverar porque en este trabajo hay que tener el objetivo claro y dar la pelea siempre. Hay días buenos y días malos. Todos los días se abren y cierran restaurantes. Tener un restaurante no es un juego. Requiere mucha constancia”.
  • Oferta transversal. “Nuestra carta incluye coctelería y platos nuevos, así como tradicionales, para llegar a un público de 20 a más de 70 años, como siempre ha sido. Hemos mantenido vivo ese concepto a través del tiempo. Siempre entregando un servicio integral donde le explicamos y orientamos a la gente. Eso es fundamental sobre todo hoy donde las cartas digitales son tan frías”.
  • Armar equipos. “Mantener los equipos hace la diferencia. Contar con personas que aportan. Aquí tenemos personas, como el experto en crudos, que llevan más de 20 años junto a nosotros”.

** REPORTAJE PUBLICADO EN LA REVISTA ENCCUENTRO DE JULIO, PARA REVISARLO HACER CLICK AQUÍ