- Prepararse para futuros escenarios y atreverse con la creatividad son algunos de los consejos que comparte este empresario en medio de un complejo momento para su negocio.
Duro e inesperado. Así ha sido el último año y medio de José Ignacio Vivanco. El dueño del emblemático restaurant “Los Buenos Muchachos” ha recibido tres golpes los últimos meses, que lo tienen viviendo en la incertidumbre y lo han hecho reflexionar sobre cómo se reinventará.
Todo partió antes del estallido social. En pleno auge de esta tradicional parrillada bailable, que recibía hasta 1.200 clientes cada viernes y sábado agasajados con shows y diversas preparaciones, José Ignacio fue informado de que le expropiarían 2.500 metros de su local para la construcción de la futura línea 7 del Metro. Impactado por la noticia, este abogado de profesión e hijo del fundador que inició el restaurant hace 80 años, comenzó a delinear la transformación de sus instalaciones para convivir con su nuevo vecino y seguir emplazado en la estratégica ubicación de Cumming con Mapocho, en la comuna de Santiago.
Sin embargo, sus planes no alcanzaron a ver la luz. La crisis de octubre de 2019 hizo descender a sus clientes en picada, producto del toque de queda y la efervescencia social, iniciando, así, un complejo camino que empeoró tras la pandemia.
“Estábamos sin plata y llegó el COVID-19. Nos quedamos sin posibilidades de funcionar por meses debido a la situación sanitaria. Suspendimos a nuestros trabajadores y, al mismo tiempo, nos endeudarnos para seguir pagando las imposiciones. En este año hemos podido abrir determinados días en la terraza y debimos despedir a trabajadores que llevaban más de 30 años con nosotros. Ha sido muy duro en lo emocional y en lo económico. Tuvimos que reinventarnos para defendernos, aunque seguimos en la incertidumbre”, explica.
Hoy Los Buenos Muchachos se ha volcado al delivery. Un camino que, como explica José Ignacio, no revertirá los problemas financieros en el corto plazo, pero le permite enfrentar el momento, mientras define el futuro del restaurant.
En esta nota, este apasionado de la buena mesa y de la atención de calidad comparte con los emprendedores de EnCCUentro valiosos aprendizajes de esta etapa de su vida.
- Prever los escenarios: “Nunca nos imaginamos que esto podría pasar. Aprendimos que siempre hay que prepararse para los escenarios más difíciles, incluso para lo peor. Uno se enamora del negocio, pero los números son crueles. Es importante ahorrar sin perder el entusiasmo de hacer los proyectos que nos permiten ser exitosos”.
- Capacidad de adaptación: “Nos volcamos al delivery. Incorporamos nuevos productos que se estaban consumiendo en las casas como hamburguesas, sándwiches, pollo frito y también ofrecemos mucha comida casera, como cazuela.
- Creatividad: “Con despachos propios y abriéndonos a diversas opciones, empezamos a desarrollar comida al vacío. Las parrilladas al vacío son un ejemplo de ello, que se ha vendido bien. Si bien no es lo mismo, ha sido muy solicitada en momentos de encierro”.
- Control de costos: “Si comenzara un nuevo negocio me enfocaría en las utilidades más que en las ventas. Muchas veces uno se queda en tener ventas más grandes, pero esas ventas también acarrean mayores costos. Y eso es lo que hay que controlar”.
**REPORTAJE PUBLICADO EN LA REVISTA ENCCUENTRO DE JUNIO, PARA REVISARLO HACER CLICK AQUÍ